19 mayo, 2016

Hasta luego, con dignidad


“Y si vas a salir de mi vida, sólo te pido una cosa:
Una vez que te hayas ido y veas que estoy bien, no te atrevas a volver.”
-Mario Benedetti-
        A veces me coges de la mano y tengo miedo de que con ello, te adueñes de la parte que aún soy reticente a entregar. Hacemos acto de presencia en la vida del otro mediante mensajes insulsos a sabiendas de que el leerlos no nos hace sentir todo lo completos que deberíamos, seguramente por esa extraña percepción de la ausencia de noticias hace que el silencio sea el sinónimo del olvido
        Evitamos las etiquetas por ese miedo irracional a llamar las cosas por su nombre con esas santas estupideces que nos convierten en Peter Panes eternos. Fingimos que no tenemos sentimientos aunque nuestros actos son más escandalosos que un libro abierto; queremos que nos quieran a sabiendas de que no somos merecedores de tal privilegio, porque el amor se ha convertido en un cúmulo de obligaciones que hemos aprendido a asumir con desgana.

Solo quise alargar esos momentos en los que creía que éramos felices.












14 febrero, 2016

La errónea perfección


Si esperamos a estar preparados,
estaremos esperando el resto de nuestras vidas.
- L. Snicket

 

¿Cuántas personas perfectas conocimos en el momento equivocado? Y qué más da eso ahora, si he llegado a ese punto en el que entiendo porqué sólo ha funcionado a tu lado. No eran personas idóneas como tal en aquel momento sino lecciones que tuve que aprender para que el destino me condujese a ti. Me dan igual las lágrimas derramé por quién no lo merecía; si tuviese que cometer los mismos errores en mi próxima vida, sin duda los sufriría si al otro lado del puente me reencontrase contigo...

01 febrero, 2016

Y lo que queda por soñar



“No estés con una persona porque sin ella mueres,
sino porque con ella vives.
- P. Arribas”








     Y déjame que te abrace por la espalda y que en un susurro mientras te mordisqueo el cuello te dé las gracias por existir, llegar, quedarte, permanecer y seguir ahí. Gracias por compartir caladas y besos mientras apuestas por mi, por lo nuestro y por lo que nos queda por delante, Gracias por esos domingos en los que amanece a mediodía - y aún así te empeñas en que siga amaneciendo hasta la puesta de sol -. Y quiero decirte bajito, al oído, por la noche cuando nadie nos escuche, que después de la medianoche los amantes cierran la puerta de su lecho y se funden en algo que nadie más sabe ni ha de saber, y que yo quiero ser uno de ellos y que tú seas quien se funda conmigo. Déjame soñar contigo y déjate ser el protagonista de mis sueños. El que no sueña, no vive, y quien no vive de sueños, muere con un alma inerte.

19 enero, 2016

El duelo de la ruptura


“Perdona a los que amor fingieron
por lo feliz que al mentirte te hicieron”.





A día de hoy puedo decir que él nunca fue un mentiroso; fue un caballero mientras me hizo feliz. Tampoco lo odié tal y como me despedí en esa última conversación donde decidí quemar los puentes que me unían a él. Fuimos simplemente dos mentirosos emocionales embriagados en la idea de que el amor, por el hecho de ser amor, curaba nuestras propias heridas

Si pudiese leerme y si pudiese entenderme le daría las gracias por las cosas que aprendí cuando lo nuestro acabó. Sí, fui yo quien decidió silenciar todo, barrenar mi propia quilla y cortar toda vía de comunicación -incluyendo a personas en común- que me condujesen a él. Busqué el mecanismo para mantener a flote, siempre a flote, esa sensatez que muchos de mi admiran, e insisto que aunque fui yo quien escribió el punto final a tanto punto suspensivo, en sus planes nunca hubo implícito un “juntos, contigo”

He de darle las gracias por sus buenos días y sus buenas noches, sus referencias a minúsculos detalles que solo yo recordaba, por marcar los tiempos y a su vez por la eterna espera, por darme todo y seguidamente garantías de nada, por volverme loca con sus dudas y por devolverme la cordura con sus disculpas; gracias por todo lo bueno y por todo lo malo, porque cuando alguien venga de nuevo disfrazado de él sabré cuando parar, cerrar e irme a tiempo sin perder ni un ápice de compostura a mi paso. 

Me marcho de su vida porque quiero encontrar en mi camino a la misma clase de persona que quiero ser

Y yo no quiero ser él. Ni como él